martes, 27 de agosto de 2013

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LIBRE-T@: Acusanpacientes falta de medicamentosINCOMPLETOSER...: Acusan pacientes falta de medicamentos INCOMPLETO SERVICIO DE HEMODIALISIS *No hay, ni recetas en la nueva clínica de hemodiálisis....

Acusan pacientes falta de medicamentos

INCOMPLETO SERVICIO DE HEMODIALISIS

*No hay, ni recetas en la nueva clínica de hemodiálisis.
 

*Temen 52 pacientes por la falta de medicamentos.


Yabín Cabrera
Coatzacoalcos

Pacientes temen sufrir recaídas
Pacientes de la nueva clínica de hemodiálisis en Coatzacoalcos, que fueron referidos por la secretaria de salud tras la suspensión del servicio en el hospital regional Valentín Gómez Farías, denunciaron la falta de medicamentos.
Fortino Nuñez, paciente de la clínica,  dijo que se trata de  Hemopoyetina, un medicamento que estimula la producción de glóbulos rojos y que tiene un costo aproximado de  mil pesos.
“Llevamos cuatro sesiones desde que se suspendió el servicio en la clínica del hospital regional y en ninguna nos han suministrado este medicamento, aquí nos lo brindaban gratuitamente” apuntó.
Agrego que los 52 pacientes temen por su salud, ya que no se les ha aplicado el medicamento, el cual tiene que suministrarse en cada sesión tres veces por semana.
Los pacientes solicitaron reunirse con la directora del nosocomio Nereida Santos Hernández, para que les den solución. Aunque el medicamento no está incluido en el seguro popular, Fortino Nuñez, dijo “nosotros dábamos una cooperación y a través de la secretaria de salud nos brindaban el medicamento”.
Agregó que con el tratamiento de FINAMED en la clínica de hemodiálisis del hospital regional contaban con un servicio integral que incluía la atención médica, nutriólogos y psicólogos.
Finalmente comento que el servicio ha sido precario a tal grado que no cuentan ni con recetas médicas.


jueves, 7 de junio de 2012

Que VIVA la libertad de Expresón

Jenny creció en la clase media de los 80`s, a los 5 años ya pronunciaba algunas palabras en inglés como parte del minucioso adiestramiento de Olga, su madre de 33 años.
Creció, a decir verdad, sin carencias, rodeada del gran amor de sus padres y siempre bajo la sensibilidad de quien educa viniendo de abajo.
Decidió seguir los ideales de su padre, un prominente abogado, férreo defensor de los derechos humanos.
A los 20 años ya había organizado la primera manifestación pública contra el aumento al precio del pasaje urbano, aunque, curiosamente, pocas veces tomaba uno.
Esa fue la primera de muchas demandas que realizó el grupo de “estudiantes defensores del pueblo”  como se autodenominaron los primeros 10 integrantes.
Dos años más tarde lograron increpar al gobierno local, mientras se manifestaban en contra de la ampliación de una empresa de hidrocarburos.
A Jenny no le hizo falta nada, vivió en un mundo completo, con capacidad para recibir y dar amor, con la bendición de pedir por y para los demás, Jenny aprendió a gritar con las entrañas el dolor de los demás…
La mataron mientras dormía. Según las últimas investigaciones, habrían abusado de ella antes de asesinarla.

¡Qué viva la libertad de expresión!

martes, 6 de marzo de 2012

El amor va a la muerte

: A Gil

Después de varios minutos parado en el umbral y habiendo contemplado la casa sin muebles que tenía un espíritu cansino y estaba repleta de gente, decidió entrar.

Su presencia parecía un suspiro infinito. Arrastraba  a  su paso  una corriente de aire fresco traída de quién sabe dónde  aquella noche de bochorno.

Entró con la intención de consolarla. Después de todo, aquella pobre mujer que lloraba en el desgonzo del luto, había estado con él hasta el último instante.

Entre restos de un febrero bisiesto, sin saber qué hacer —si es que habría que hacer algo— y solo entre tantas cosas, quiso abrazarla, pero recordó la inmutable advertencia.

Ya ante el alboroto de los que se iban y venían en la pálida iluminación de la media noche,  sucumbió a la inocencia de mirarse.

El más impávido o el más frívolo  de los seres, quien fuera, se lo habrían preguntado de tajo y sin ataduras.  ¿Es esta la muerte? Cualquiera, incluso el menos virtuoso en los saberes, lo habría resuelto al momento.

Pero no aquel niño que en marzo cumplía 5 años. No el mismo día que sucumbió al desenfrenado cáncer arraigándolo al martirio del dolor casi toda su vida.

Estaban revueltas las pestes de la miseria, del olvido, del dolor, del sufrimiento, estaba revuelto el aire de estupor, de melancolía, de un vano fracaso, de un sudor frío que desaparecía en las grietas del piso de tierra. Estaban revueltos el color de la vida y el cuerpo de la muerte.

Pero él no se dio cuenta. Se limitó a descubrirse inmóvil en la esquina dónde siempre jugó con los enseres. Acostado y sonriente dentro de un ataúd blanco. Se persuadió incomprensible, pero no hizo gesto alguno.

Luego, recordó de alguna manera cómo y cuándo nació, y acercándose a su madre esquivando los cuerpos aledaños, le curó el corazón para siempre. 

jueves, 1 de marzo de 2012

Había una vez... un niño con alma de hombre... que nos enseño que la vida es una fiesta...

Cuando lo conocí  me impresionó  la naturalidad de su vida a pesar de lo virtualmente dolorosa que podría ser.  Me impresionaron sus ganas de jugar, de correr, de vivir. Me impresionó su espíritu, su carisma.
Entonces no sabía nada de cáncer. No sabía que era la segunda causa de muerte infantil a nivel nacional, no sabía que el sur del estado tenía tan altos índices, no sabía que  no existe todavía un origen oficial de la causa. Lo ignoraba por completo.
¿Por qué los niños también tienen cáncer?
Sandra, su madre, es una madre valiente. Sin subestimar a las más valientes, ella es otra cosa. Es difícil, me dijo, pensar que en cualquier momento pueda gritar mi Beto.  Y el cuerpo pequeño, lánguido, inerte del gran hombrecito estaba allí, sonriente, acostado en una caja blanca llena de juguetes y sosteniendo entre sus manos frías los billetes de su caricatura preferida.  
Sandra nos enseña a llorar no sólo por Gilberto, sino por todos los niños que se han ido y  que se irán. Nos enseña que las lágrimas se convierten en pasos, en exigencias. Así es ella. Le llora hoy a su hijo y le llora a todos los hijos muertos de las madres inconsolables, que aun con el paso del tiempo no aun superado la tragedia. Allí, Sandra; enferma y pálida de tanto no dormir… se consuela ella misma y se conduele por  los demás.
Gil nos enseñó que simplemente se abren los  brazos cuando se quiere un abrazo y que se  estiraran los labios para sonreír. Nos enseñó a considerar que la desesperación es parte del dolor, a vivir la vida con amor para compartir, a gritar cuando es necesario, a vivir la vida que está llena de color, de humor, de esperanza.
Luchando hasta el último aliento, Gil nos ha dejado una gran tarea, no caben pretextos.
Si la muerte nos aguarda que más da entregar lo mejor de nosotros con los demás, qué más da exigir lo que no nos han dado y nos merecemos. Los niños con algún tipo de cáncer principalmente leucemia, — 60 sólo del seguro popular— nos esperan para interceder por ellos, para levantar la voz y cuestionar, exigir, reclamar.
¿No es justo acaso?
Porque niños como Gilberto, están naciendo todos los días.